lunes, 28 de febrero de 2011

La lágrima viajera

La lágrima aprovechó un día que Alberto estaba despistado. Se le acumulaba el trabajo en la oficina, el jefe no paraba de agobiarle y para colmo, había perdido uno de los informes, así que en una de esas se relajó, dejó de prestar atención a su lagrimal izquierdo y éste se abrió un poquito. Esa fue la única razón, porque de otro modo, Alberto nunca hubiese dejado que la lágrima se escapase. Pero ella fue rápida, aprovechó el pequeño resquicio del lagrimal y salió al mundo. Las demás lágrimas ni siquiera se habían enterado de aquella apertura, hacía tiempo que ninguna de ellas prestaba atención a los lagrimales, pero la pequeña viajera nunca dejó de soñar con lo que habría detrás de aquellos párpados. Había tanto por hacer, tanto por ver, que siempre estaba apostada frente a los orificios oculares, esperando su oportunidad de huída. Las demás la daban por loca, una pequeña lágrima trastornada con delirios de grandeza. Pero llegó el día, y ella lo aprovechó. Las otras tardaron casi una semana en notar su ausencia.
La pequeña aventurera rodó por la mejilla con rapidez y de un salto se coló por la ventana. Lo primero que notó fue el aire, una brisa fresca que parecía darle la bienvenida. Revoloteó maravillada, viendo los edificios de colores, las largas aceras decoradas con árboles y farolas, un grupo de niños que iban cogidos de la mano de dos en dos, volviendo al cole después de ver una función de teatro, dos enamorados sentados en un banco fundidos en un eterno beso. Aquello era una saturación para los sentidos, tantas cosas había que la lágrima no sabía dónde mirar. No quería perderse nada.
Entonces fue cuando se dio cuenta del sol. Se sintió más ligera bajo su calor, y poco a poco fue perdiendo cohesión hasta que finalmente se evaporó. Sin embargo, su cambio de estado no le hizo perder el ansia de ver. Subió rápidamente (ahora le resultaba mucho más fácil) hacia la nube más próxima y se incorporó junto a las demás. Encontró en aquella nube espíritus afines, muchas lágrimas fugitivas como ella misma. Se dejaron llevar por los fuertes vientos, admirando el cambio del paisaje bajo ellas. Las ciudades daban paso a las montañas, los mares, las islas, hasta dar con otro continente. Y, cuando terminaron de verlo todo, decidieron formar parte de ello. Se lanzaron al unísono, con un grito de emoción y alegría. Finalizaron su viaje refrescando un suelo reseco y árido que las recibió con los brazos abiertos.
Meses después, Alberto quiso llorar y no pudo. El resto de sus lágrimas no estaban atentas y la única que estaba dispuesta a salir se había escapado por aquel fatídico error. Y es que contener las lágrimas sin dejarlas hacer su trabajo las vuelve estériles e inútiles y entonces suelen acabar enquistándose alrededor del corazón.

jueves, 17 de febrero de 2011

Superwomen

- Aquí Roberto Alcázar en conexión en directo desde la base secreta del primer grupo de superheroínas español. Nuestras maravillosas heroínas han salvado este país infinidad de veces gracias a sus extraordinarios poderes y su saber hacer y hoy, por fin, nos conceden una entrevista en exclusiva para poder conocerlas un poco mejor. Y aquí tenemos a la primera de ellas, la mujer invisible, díganos, cuándo se dio cuenta de que había desarrollado poderes de invisibilidad?
- Pues desde que cumplí los cuarenta. El mismito día de mi cumpleaños me di cuenta. Entré en una cafetería a tomar el desayuno y no me miró ni dios, y desde entonces, vaya a donde vaya, los hombres ni se enteran de que existo. Una vez fui a una discoteca con el escote hasta debajo del ombligo y lo único que pillé fue un catarro de agárrate y no te menees.
- Increíble, la segunda que viene por aquí es nada más y nada menos que Superwoman, de la que corren rumores sobre su supuesto origen extraterrestre, ya que nadie humano podría hacer lo que ella hace. Y qué es exactamente lo que usted hace, Superwoman?
- Pues me levanto, hago el desayuno, levanto a los niños, les ayudo a vestirse, los llevo al colegio, voy a trabajar, vuelvo, limpio la casa, hago la comida, los vuelvo a recoger, les doy el almuerzo, los llevo a clase, vuelvo a trabajar, regreso a casa, hago la colada, voy a comprar, vuelvo al colegio a recoger a los niños, les doy la merienda, los llevo a las clases extraescolares, vuelvo a casa, recojo la cocina, coloco la compra, vuelvo a por los niños, preparo la cena, pongo la mesa, les doy de cenar, los baño, los acuesto y me voy a mi dormitorio a cumplir con mi marido. Y si eso no es ser superwoman, pues me dirán ustedes qué es lo que es.
- Convendrán conmigo en que es definitivamente extraterrestre. A mi lado se encuentra Cutregirl, que nos va a contar de dónde viene este peculiar nombre:
- Pues es que yo no sé cómo me las apaño, pero siempre acabo liándome con un gilipollas. Tengo una especie de radar para captarlos. Si me viene un tipo agradable, simpático, que me regala flores y se comporta educamente, ese no me gusta, no me entra por los ojos, o si me gusta es que al final resulta ser todo una gran película que no veas, y el tipo es más gilipollas todavía de lo normal.
- Realmente cutre, sí, señor. Con nosotros ahora Pringada, la mujer oficinista. Y cuáles son los poderes de Pringada?
- Pues yo tengo el mismo cargo que mis compañeros de oficina, todos hombres, pero tengo más obligaciones, me ocupo de tareas que no me competen y, lo más importante, cobro bastante menos que ellos.
- Absolutamente fabulosa. Pero vayamos ahora con la verdadera estrella del grupo. Se hace llamar la Todopoderosa, y es que, a pesar de parecer que tiene el poder más insignificante, sin embargo, gracias a él, la Todopoderosa consigue todo lo que quiere. Díganos en qué consiste este poder suyo que hace que usted tenga todo lo que desea.
- Oh, pues yo pongo cara de asombro, abro mucho los ojos y grito: "Dios mío, es enorme!!!!"

lunes, 14 de febrero de 2011

Sin Valentín

Por la presente yo, Eros/Cupido, hijo de Afrodita/Venus y Adonis/Marte, y con motivo del tan cacareado día de San Valentín del cual se me hace responsable, me dirijo a ustedes para mostrar mi disconformidad ante la situación actual que se viene desarrollando desde hace largo tiempo ya por:
a)  la presunción del amor como tema principal de todos y cada uno de los movimientos de la humanidad camuflando el verdadero tema económico que alberga días como este.
b) el dramatismo con el que se toman las cuestiones amorosas achacando a la mala suerte, o en su defecto a todos los demás, la situación personal, obviando cosas como la falta de compromiso, la cobardía ante la toma de decisiones o el poco respeto que se le tiene al cónyuge.
c) la falta de amor propio generalizado que hace que se busque en los amantes la razón de ser, olvidando que sólo cada uno puede ser su propio centro y que convertir al otro en ese centro es la manera de eludir la responsabilidad de nuestros actos y vida propia.
d) las falsas expectativas que generan las grandes multinacionales de cine y marketing sobre lo que el amor debe ser, provocando ansiedades y depresiones ante la imposibilidad de alcanzar algo que no existe.
e) el erróneo concepto masoquista iniciado en el período romántico que hace creer que sin sufrimiento no hay amor, lo que lleva a un gran número de personas a llevar imposibles relaciones tortuosas con la absurda creencia de que eso es la única felicidad posible.
f) el egoismo y falta de madurez que algunos camuflan como forma de vida, alegando que en los tiempos que corren hay que vivir el amor de otra manera, pasando por encima de los sentimientos de los demás y olvidando que amar es simplemente compartir.
g) la estúpida abnegación que tienen otros poniendo siempre a su pareja por encima de todo, teniendo así la excusa perfecta para sentirse desdichados, que es lo que realmente quieren, y no amar, porque compartir significa que unas veces tira uno del carro y otras veces el otro
Por todas estas cuestiones, desde aquí y para que conste informo que dimito de mi cargo de enamorador oficialmente y que, a partir de este mismo momento, cualquier persona que me use como excusa o justificante de su situación amorosa podrá ser demandada por mi bufete de abogados.

Firmado: Eros/Cupido

                                           El Olimpo, a 14 de febrero de 2011

pd: qué os den!!!

                               

miércoles, 9 de febrero de 2011

la casa desencantada

Sentí cómo la vecina del 5D abría la puerta despacito, sin hacer el más mínimo ruído. Los dos sabíamos que aquella acción era ridícula. Hacía casi cuatro meses que él la había abandonado, pero ella seguía teniendo cuidado de no hacer ruído cuando regresaba del turno de noche. Se excusaba a si misma diciendo que no quería despertar a Sansón, su gato siamés, una tontería porque los gatos se despiertan aunque no hagas ni el más ligero sonido. Yo la veía caminar en la oscuridad del pasillo, dejar el bolso y el abrigo en el salón y dirigirse a la cocina con intención de pillar algo de la nevera. Otra estupidez, desde que él no estaba, ella ya no cocinaba, así que nunca había nada en la nevera. Se mete en la gran cama medio hambrienta, esperando que al despertar todo haya sido un sueño.
A la misma hora, el adolescente del 3B se sienta en su propia cama mirando al vacío. Está enamorado hasta el punto de doler. Es un dolor intenso, que se le clava en el pecho como un clavo al rojo. Es un dolor solitario, llora por las noches mordiendo su almohada para que nadie le descubra. El primer amor nunca debería ser no correspondido.
La del 1A da vueltas en la cama insomne, parecería que los ronquidos de su marido son el motivo de su falta de sueño. Ni siquiera los oye. Piensa y piensa y vuelve a pensar. La ve en su mente, perfecta, hermosa como la luz del sol, magnífica como las estrellas e igual de inalcanzable. En sus horas de vigilia fabrica planes y estrategias, idea mil historias con el mismo final, las dos juntas, felices, llenándose la una de la otra. Sabe que nunca lo hará, sabe que mañana recogerá a los niños en el colegio apenas dedicándole una tímida sonrisa y volverá a casa a hacer la cena. Se meterá en la cama con los ronquidos de su marido como banda sonora de sus anhelos.
También tengo un portero, soy una casa de las de antes, con un pequeño piso para el portero en el entresuelo. El hombre fue feliz en su matrimonio, tan feliz como ahora es desgraciado en la soledad. El amor del portero no dio frutos, no hay hijos, no hay nietos. Sus ojos brillan cuando ve pasar a los niños y piensa en esos viejos que refunfuñan cuando les dejan a los nietos al cargo mientras sus hijos trabajan. Él estaría encantado de refunfuñar, pero no tiene a quién. Alguna vez se le escapa una lágrima mientras limpia los portaretratos de su esposa.
En el 4C vive una solterona. Al parecer, ahora ya no se las llama así, pero yo soy una casa antigua, demasiado vieja para cambiar a estas alturas. Como ella. El tiempo se le ha escapado de las manos. Se tomó demasiado a pecho el desplante de un chaval, y ya no se atrevió a iniciar relaciones con ningún otro hombre. No ha dejado de soñar. Cada noche se acuesta viendo viejas películas americanas, deseando secrétamente que el protagonista atraviese la pantalla y la rescate de su condenada soledad. Los personajes de las películas le hacen sentir segura, son tan irreales que sabe a ciencia cierta que nunca le romperán el corazón.
Justo en la puerta de al lado vive un joven introvertido, de esos de gafas de pasta y coderas en la chaqueta. Nunca saluda a nadie cuando coincide con los vecinos por los pasillos. Apenas sale. Del trabajo a casa y de casa al trabajo. Dice a sus compañeros que está escribiendo una novela y que eso le absorve el tiempo. La novela está escrita desde hace mucho, guardada en un cajón. Jamás la llevará a una editorial, sabe que es estéril, que no cuenta nada, porque para contar algo tienes que poner el alma en ello y, sobretodo, vivir. Se pasa las noches frente al ordenador, mirando compulsivamente los perfiles de mujeres en internet. Nunca se ha atrevido no sólo a enviar un mensaje sino tampoco a contestar a los que le envían.
Y heme aquí, encantada y desencantada. Embrujada desde hace más de cien años y sin poder expresarme y sacar todos los maleficios y embrujos que llevo dentro, porque, ¿cómo pueden competir mis pobres fantasmas con los de todos y cada uno de mis inquilinos? Ay, estos humanos, cómo son...