miércoles, 15 de diciembre de 2010

Compases de amor



El músico intentaba encontrar la melodía perfecta. Su mente matemática probaba las diferentes combinaciones posibles para dar con la música que necesitaba. Debía ser perfecta y no se conformaría con menos que eso. La melodía de amor más bella jamás creada haría vibrar los corazones de todo el mundo. Aunque la verdad era que el músico no estaba interesado en todo el mundo y estaba trabajando en aquella composición sólo y exclusivamente por una persona. El músico se había enamorado, y pretendía expresar su amor de la única manera que sabía, escribiendo compases de amor.Nada le parecía suficientemente bueno para dar a entender sus sentimientos. Cambiaba continuamente la estructura de la composición, probaba compases diferentes, sustituía unas tonalidades por otras, ritmos, conjuntos de corcheas, alteraciones accidentales, armaduras. Decidió que no iba a usar palabras en la melodía, porque pensaba que las palabras limitaban demasiado los sentimientos. Comprendió que la escritura de música clásica era demasiado arcaica y encasillada, como las mismas palabras, así que también optó por prescindir de ella. Ideó nuevas maneras de crear música, dibujó musicogramas que expresaran su mágica melodía, fabricó instrumentos nuevos con los que poder interpretar una música que hasta entonces nunca había existido. Estaba seguro que el amor tenía un sonido único, y que cuando ella escuchara su canción sabría que estaban hechos el uno para el otro irremediablemente. No habría palabras, sólo una mirada de comprensión y un abrazo cálido, eterno.Eso no pasó. El músico terminó su composición, la melodía de amor más bella de toda la historia, una canción que se colaba en tu interior y te acariciaba con una maravillosa dulzura que te hacía soñar con el beso más hermoso. Pero ella no cayó rendida a sus pies al escucharla. Él no comprendía que la gente de enamora sin pensar , esas cosas suceden o no suceden, y tus acciones sólo harán aumentar o disminuir esos sentimientos, pero no crearlos. Y ella nunca estuvo enamorada de él. Jamás estuvo en su mano.Cuando descubrió la realidad, el músico quiso morir. Lloró desconsoladamente durantes días y días. Pero al pasar el tiempo volvió a escuchar su canción, y una pequeña luz se iluminó en su interior, porque comprendió que aquella música era él mismo, su legado, su herencia, el recuerdo más auténtico de su persona, porque al fin y al cabo, el arte es la forma más pura de expresar lo que tenemos dentro. Y eso es amor del bueno.

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