miércoles, 15 de diciembre de 2010

Pas de deux



Creo que todos tenemos un talento innato para algún arte. No es que unos nazcan artistas y otros público, es simplemente que la gente no sabe buscar su arte. A veces, vemos a alguien que se emperra de una manera enfermiza en dedicarse a algo que definitivamente no es lo suyo y entonces decimos que “no tiene talento”; pero yo no lo creo así, es simplemente que ha equivocado su camino, que quizá se ha dejado llevar y no ha escuchado su verdadera voz interior. Yo bailo. Por suerte para mí, siempre supe que había nacido para bailar. La música me llama de una manera poderosa, yo dejo que penetre en mi interior y entonces expreso todo lo que siento con el movimiento. Es así de simple, nunca soy más real que cuando estoy bailando. He estudiado todos los tipos de danza que el tiempo y el dinero me permitía: clásica, contemporánea, de salón, salsa, funki… Cualquiera de ellas me sirve, con todas puedo ser capaz de sacar lo que llevo dentro, de sentirme vivo. Sin embargo, a pesar del tiempo que he pasado recibiendo clases y de las horas y horas que he trabajado mis movimientos, soy incapaz de bailar en pareja. Al principio, los profesores pensaban que era una simple falta de costumbre, pero poco a poco nos fuimos dando cuenta de que no soy capaz de acoplar mi cuerpo al de la otra persona. Bailar en pareja requiere una comunión de dos personas que se funden en un solo movimiento y eso es algo totalmente ajeno a mí. Lo he intentado (y lo sigo haciendo) durante años sin tener un verdadero éxito. Puedo lograr un baile más o menos decente pero nunca brillante, no como cuando bailo solo. Y entonces pienso en esa gente que se empeña en un arte que no es el suyo. quizá yo no deba bailar con otra persona, quizá no todos hemos nacido (por mucho que se empeñen en hacernoslo creer) para bailar en pareja, y eso no tiene porqué ser malo, es sólo otra forma de bailar. O puede que algún día aprenda de verdad a hacer un pas de deux.

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