miércoles, 15 de diciembre de 2010

Dolor de muelas



Últimamente me sangran los dientes, bueno, quiero decir las encías, las de las muelas. Es curioso, pero siempre me pasa cuando estoy a solas, en mi cuarto. De repente empiezan a sangrar, lo noto enseguida por el sabor de la sangre. Cuando me pasa me lavo los dientes y entonces paro de sangrar, pero el sabor se queda en la boca. Fui a una clínica dental, de esas que anuncian en la tele, pero no me encontraron nada raro. Un amigo mío, que es médico, me dijo una vez que el cerebro somatiza lo que le pasa en forma de dolor físico. Es como que el dolor del alma pasa a ser dolor del cuerpo, ¿sabes? Y también he oído un dicho popular que dice que cuando te sangran los dientes es por mal de amores. Menuda tontería, ¿no? O sea, que yo ahora, porque me haya dejado con el corazón roto, mi cerebro hace que se me rompan los vasos sanguíneos o los capilares o lo que sea que pase por las encías para dar una señal física de que me duele el alma. Es la estupidez más grande que he oído nunca. Además, ¿y por qué a todos nos pasa igual?, ¿por qué no, por ejemplo, a unos les da por sangrar por la nariz u otra cosa? Si la respuesta física es la misma en todos nosotros, ¿significa eso que el amor está en los genes? Nada, lo que yo te diga, una tontería. Además, yo me encuentro estupendamente, de verdad. Ya he dejado atrás el pasado, si entiendes lo que quiero decir. He borrado su número de la agenda y todos los mensajes del móvil. Ya no evito ir a los sitios para no encontrarle. Ahora sólo quiero que me dejen de sangrar los dientes. Solo eso.

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