miércoles, 15 de diciembre de 2010

Rebelde Sperm



Rebelde era un espermatozoide adolescente, de esos que van al instituto sin muchas ganas, fuman en los pasillos y hacen pellas para irse con los colegas a jugar al futbolín. Usaba gafas de sol y chupa de cuero y cada vez que sus profesores le increpaban por su falta de interés en clase, les contestaba con gestos obscenos.
- Rebelde Sperm!!! -gritaba el de matemáticas totalmente fuera de sus casillas- Es la tercera vez esta semana que viene sin las tareas hechas, y apague inmediatamente ese cigarrillo!!
- Anda y que te den, so momia -respondía el otro con ese aire a James Dean que le caracterizaba.
- Al despacho del director!!!
Y como cada semana, Rebelde salía de clase derechito a escuchar las aburridas charlas correctoras del director del instituto.
- Rebelde, por favor -suplicaba el espermatozoide máximo representante de la institución docente-, entiendo que luches por tu identidad como individuo, nunca hemos tenido ningún inconveniente en que cada alumno de este centro tenga su propia personalidad, pero tienes que entender que es importante para el buen funcionamiento de la misma que todos cumplamos con nuestros cometidos.
- No me des la vara, tronco, que me das dolor de cabeza.
- Estás en tu último año, Rebelde -continuó el director tras respirar profundamente-. En poco tiempo te graduarás y deberás cumplir con tu obligación, se te asignará tu número y saldrás al exterior a “la gran misión”. No querrás quedarte repitiendo curso mientras tus compañeros cumplen con su destino, verdad?
De repente, Rebelde dejó a un lado su estudiada apatía y se incorporó en el asiento.
- Y cuál es ese destino, viejo? -le preguntó- Cuál es la famosa misión para la que nos preparais en esta mierda de instituto, eh?
- Lo sabes perfectamente, -respondió el otro, incómodo- debes salir al exterior.
- Pero a qué, a qué???
- Llevas cuatro años aquí, deberías prestar más atención en clase. Es el Divino Misterio, Rebelde.
- Vamos, que no tenéis ni puta idea.
- Es una cuestión de Fé, hijo.
- Mira, viejo, lo que tú llamas Fé, yo lo llamo ignorancia. No tenéis ni flores de lo que pasa ahí afuera, y en lugar de preguntaros qué coño ocurre, preferís engañaros a vosotros mismos con historias de divinidades y misterios porque en el fondo tenéis miedo de que todo esto no sea para nada, de que sólo estemos aquí perdiendo el tiempo haciendo el imbécil. Pero a mí me la suda lo que haya en el exterior, porque yo no pienso ir, entiendes? No, hasta que alguien me diga qué es lo que hay exactamente.
Y dicho esto, Rebelde Sperm se levantó, adquiriendo de nuevo su aire decadente, y salió del despacho mientras el director sacudía la cabeza con frustración.
Finalmente, los meses pasaron y Rebelde se graduó. Muy a pesar suyo, le obligaron a asistir a la fiesta de graduación con todos sus compañeros, para recoger su título.
- Qué emocionante!! -exclamó uno de sus compañeros mientras lanzaba el birrete al aire- Por fin vamos a salir, por fin podremos cumplir “la misión”!!! No estás nervioso, Rebelde?
- Tanto, que creo q me voy a hacer un peta enorme con el papel de este título, pero sólo para poder relajarme.
De repente, comenzaron unos gritos a lo lejos.
- Expulsión, expulsión!!
- Qué coño…!!
Antes de darse cuenta, Rebelde Sperm salió disparado junto a sus compañeros por un conducto alargado que parecía agitarse como si mil terremotos sacudieran los cimientos del instituto. Todos los espermatozoides aullaban de júbilo mientras se dejaban llevar por la marea de contraccionesal mismo tiempo que Rebelde luchaba a muerte por liberarse del empujón del tumulto.
-Pero adónde vais, imbéciles? -gritaba mientras forcejeaba inútilmente- Sois una panda de borregos, soltadme, joder, soltadme!!
Rebelde intentó zafarse del resto de espermatozoides, trató de razonar con ellos, gritó, lloró, coleteó, pero todo fue en vano. Aquella horda eufórica no pensaba, era como un único ser irracional que se lanzaba a la oscuridad más absoluta con el convencimiento que sólo los poseedores de la Fé pueden tener. Poco a poco, la vista de Rebelde se fue acostumbrando a aquella oscuridad y fue entonces cuando empezó a ver un enorme globo al final del misterioso túnel. El espermatozoide usó sus últimas fuerzas para evitar aquel destino que se le antojaba cruel.
- Soltadme, cabrones!!! -exclamó mientras se escurría del grupo, justo hacia adelante.
Rebelde cayó dentro del globo con un deseo final.
- Pudríos en el infierno, hijos de putaaaaaa!!!!
Nueve meses más tarde, nació un niño al que llamaron Rebel y, aunque fue un niño algo raro, era cariñoso y atento. Sin embargo, al llegar a la adolescencia, Rebel se volvió contestón y grosero. Así que sus padres decidieron sentarse a hablar con él.
-Rebel, -su padre intentaba hablar con calma- sabes que te queremos, hijo, pero tienes que dejar de comportarte así.
- Tu padre y yo pensamos -continuó su madre- que quizá te pasa algo que no te atrevas a contarnos, sólo queremos que sepas que pase lo que pase, somos tus padres, puedes confiar en nosotros…
Rebel miró a sus padres atentamente y sólo dijo una cosa:
- Mamá, papá… soy gay.

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